Sociales 1
miércoles, 27 de abril de 2016
lunes, 29 de febrero de 2016
domingo, 28 de febrero de 2016
La sinagoga de Córdoba
LA SINAGOGA
La presencia de los judíos en Córdoba es casi tan antigua como la propia
ciudad. Llegados a Andalucía, según los viejos cronicones, en tiempos del Rey
Salomón, lo más probable parece que las primeras familias hebreas que se
instalaron en Córdoba lo hicieran con los romanos. En contraste con la
tolerancia de éstos, la sucesión de medidas restrictivas de los visigodos sobre
todo a partir de la conversión al cristianismo de Recaredo, en el 589, propició
que los judíos apoyaran abiertamente la conquista musulmana de 711,
produciéndose a partir de ese momento la llamada Edad de Oro del Judaísmo
Español, donde las academias rabínicas de Córdoba tuvieron tanto renombre como
poder los ministros judíos de los califas.
Cuando la cultura y el
poder en Andalucía estaban representadas por el Califa Abd ar-Rahman III, quien
hizo de Córdoba la capital cultural del Oeste, Córdoba fue lugar de encuentro y
prosperidad para los judíos, una verdadera Edad de Oro. Estudiaron árabe y
erigieron prósperas comunidades en Sevilla, Granada y Córdoba, la capital. Bajo
el Califato, los judíos podían preservar sus ritos y tradiciones. La
coexistencia pacífica condujo a su florecimiento económico y social. Poco a
poco comenzaron a obtener posiciones importantes en la administración del
Califato y también se distinguieron como hábiles artesanos.
Desempeñaron un papel
en las caravanas que cruzaban las rutas principales de Al-Andalus y sus
ciudades, siendo pieles, telas y alhajas sus mercancías principales. La
comunidad judía de Córdoba gozó de un crecimiento extraordinario bajo la
protección de Abd ar-Rahman III, y contaban con el apoyo real en sus relaciones
con el Estado.
El judío mas
importante de la época fue Hasday Ibn Shaprut, el eficaz médico
personal y ministro del Califa. Sabia latín y árabe; con el hebreo relegado ahora
principalmente a funciones culturales y litúrgicas, tradujo el tratado:
“Materiales médicos de Dioscórides”.
La caída del
Califato condujo a la aparición de los reinos de Taifa y a la persecución
de los judíos, en agudo contraste con el periodo de tolerancia. Pese a ello,
los judíos eran valorados como consejeros, médicos y políticos. Con las
invasiones almorávides y almohades, los judíos comenzaron a buscar refugio en
los reinos cristianos del Norte. La Edad de Oro de Al-Andalus había concluido.
La prosperidad de la que habían disfrutado los judíos bajo el Califato Cordobés
y la influencia de la cultura árabe sobre ellos, les había permitido destacarse
como hombres de ciencia y como figuras literarias, pero especialmente como
médicos. El contacto abierto con el Oriente y el Occidente produjo un tipo de
judío con conocimientos amplios y que podía ser simultáneamente poeta, médico,
científico y filósofo, en particular en Ciencias Naturales, Astronomía (esta
última disciplina con una considerable influencia árabe).
Pero la cima del
pensamiento judío de todas las épocas fue la figura cordobesa de Rabbi Moshe
ben Maimon, Maimónides. A pesar de haber pasado la mayor parte
de su vida fuera de España, siempre se consideró sefardí, es decir, español.
Sus obras filosóficas iban a influir sobro todos los grandes pensadores de la
Edad Media. En 1190 escribió su obra mas importante,La guía de los perplejos,
en la cual armoniza la fe con la filosofía, el hombre con la divinidad. También
fue el autor de los famosos Trece artículos de fe.
Las Juderías. La vida de los judíos en España se caracterizó por la
construcción de juderías, pequeñas barriadas de casas y calles abigarradas. Una
de las juderías más importantes fue la de Córdoba, entre las murallas y la
mayor Mezquita de Occidente. La puerta de Almodóvar da paso a la antigua aljama
cordobesa tras la que serpentean las estrechas callejas. En la calle Judíos se
encuentra la Sinagoga, una de las tres que quedan en España, y a la cual se
accede a través de un portón y un patio. Fue edificada en 1315 y tras la
expulsión de 1492 sirvió como hospital y cofradía de zapateros. En 1885 fue
declarada Monumento Nacional. En la parte superior se encuentra la tribuna de
las mujeres y conserva una decoración de atauriques con arcos polilobulados e
inscripciones hebraicas en los muros.
La Sinagoga de Córdoba es un templo hebreo localizado en la calle
Judíos de la ciudad española deCórdoba. Se construyó en el año 1315 (5075
del calendario judío)[1] en
estilo mudéjar( El arte mudéjar es
un estilo artístico que se desarrolla en los reinos cristianos de la península ibérica, pero que incorpora influencias,
elementos o materiales de estilo hispano-musulmán, es la consecuencia de las condiciones
de convivencia existente de la España medieval y se trata de un fenómeno
exclusivamente hispánico que tiene lugar entre los siglos XII y XVI, como mezcla de las corrientes
artísticas cristianas (románicas, góticas y renacentistas) y musulmanas de la época y que sirve
de eslabón entre las culturas cristianas y el islam).. Consta de un patio
al que se accede desde la calle y que da paso a un vestíbulo seguido de la sala
de oración. Del lado oriental del vestíbulo arranca la escalera que lleva hasta
la galería para las mujeres; dicha galería se conecta con la sala de oración
mediante tres balcones decorados con arquillos polilobulados. La sala de
oración es de planta casi cuadrada , tiene cubierta de artesonado y alcanza una
altura de más de 6 metros; en su lado oriental se abre el tabernáculo,
espacio reservado para la Torá y coronado con arco de grandes lóbulos,
enmarcado en un alfiz;
alrededor se dispone decoración de lacería.
El lado opuesto al tabernáculo presenta un pequeño nicho con arco polilobulado
y apuntado, donde estuvo el retablo de Santa
Quiteria. La decoración en yeso, con motivos mudéjares, se ha perdido hasta
unos dos metros de altura, dejando a la vista el ladrillo de su fábrica. Luego
de la expulsión de los judíos en 1492, el edificio se
dedicó a diversas funciones: hospital de hidrófobos de Santa Quiteria, Ermita
de San Crispín del gremio de los zapateros y escuela de párvulos hasta que fue
declarado Monumento Nacional en 1885. Desde entonces pasó por varias fases de restauración
como la de Félix Hernández en 1929 y las iniciadas en 1977 hasta llegar
a la reapertura del edificio en 1985 con motivo de la celebración del 850 aniversario
de nacimiento de Maimónides.
Muro oriental Muro sur
Muro occidental Muro norte
Si bien es cierto que durante su reinado se inicia la construcción de la Mezquita, la verdad es que no asumirá la necesidad de construir un templo hasta finales de su mandato, quizás entendiendo que finalizaban sus días sin dejar un legado religioso a sus ciudadanos.Abd al-Rahmán I al-Dahil o Abderramán I (el Emigrado) (Damasco, 731 - Córdoba, 788), fue un principe de la dinastía de los Omeyas que tuvo que huir de Siria tras el derrocamiento de su familia a manos de los abbasidas en la masacre de Abú Futrus (Egipto). Tras diversos destinos emigró definitivamente a Al-Andalus, conquistado ya hace cuatro décadas por su propia dinastía y donde encontró partidarios sirios. Derrocará al emir Yusef proclamándose emir independiente del Al-Andalus. Fundó la dinastía que aseguró el control omeya de España hasta 1031.
La elección del emplazamiento para la nueva Mezquita en la ubicación de
la basílica visigoda de San Vicente, con su consiguiente derribo, cumple con el
doble objetivo de ocupar un espacio ya utilizado para el rezo así como
reutilizar los materiales que se obtendrían de la desmantelación
Su reinado (822-852) supone un período fructífero de la historia de los omeyas en España, así como una renovación intelectual frente a la tradición siria y las tendencias conservadoras de sus predecesores.Abd al-Rahman II nace en Toledo en el 792, y ocupará el trono de Al-Andalus con poco más de treinta años. Hijo y sucesor de Alhakén I, cuarto emir omeya de Córdoba, reinó desde el 25 de mayo de 822 hasta su muerte. Destacó su impulso constructor, edificando la ciudad de Murcia, la alcazaba de Mérida y las murallas de Sevilla.
Abderramán II fomentó las ciencias, las artes, la agricultura y la
industria. Durante su reinado se introdujo en al-Andalus el sistema de
numeración indo-árabe, con base decimal. Creó una biblioteca extensísima,
encargando a personas de alta cualificación que le trajeran de Oriente los
ejemplares de mayor aportación al saber. Atrajo a Córdoba a los más ilustres
sabios de su época y cultivó personalmente la poesía.
Aunque no realiza una nueva ampliación en la Mezquita, su obra más importante será la construcción de la ciudad palaciega de Medina Azahara.Abd al-Rahman III nace en el 891. Accedió al trono en el 912 y acabó con todos los rebeldes de Al-Andalus logrando la pacificación del reino omeya tras la capitulación de Zaragoza en el 937. Se proclamó emir y califa.
La intervención del primer califa
cordobés no afectó al oratorio. Pero agrandó el patio, derribó el primer
alminar y erigió uno nuevo que sería modelo para los minaretes almohades y los
campanarios mudéjares.
Este alminar se conserva actualmente
embutido en el campanario cristiano, aunque se conoce su alzado gracias a los
dibujos conservados.
El califato se basaba en la igualdad de todos los grupos étnicos y religiosos para acceder a los puestos de gobierno, acabando con la nobleza militar árabe, berberisca, eslava o de cualquier otro origen. El respeto a los cristianos, a los judíos y a la inmensa parte de la población, así como la constitución de una burocracia meritocrática y una clase media comercial y administrativa, fueron las bases de ese estado de bienestar.Al-Hakam II nace en el 915 y accede al trono en el 961. Es descrito como un dirigente muy religioso, virtuoso y piadoso. Sucedió a Abderramán III a los 46 años y continua la política de su padre y mantiene la paz y la prosperidad en Al-ándalus. La mayor gloria y esplendor del califato cordobés quedan enclavados en su reinado.
Amplió la mezquita, reformó el Alcazar y terminó la ciudad de Medina
Azahara. Dotó a la ciudad de alumbrado público nocturno y alcantarillado,
pavimentando además la gran mayoría de sus calles.
El control sobre el oro africano permitió a Almanzor contar con fondos casi ilimitados y acuñar dinares que reafirmaban su prestigio. Paralelamente a las campañas del Magreb, Almanzor estuvo consagrado a la guerra contra los reinos cristianos de España. Nada menos que 52 razias realizó Almanzor entre 978 y 1001.Nace en Turrux, una alquería perteneciente a la cora de Algeciras, probablemente en el año 938. Muy joven se trasladó a Córdoba donde realizó estudios de Derecho y Letras. Tuvo una fulgurante carrera que política, convirtiéndose en un férreo dictador que promulgó la guerra santa contra los cristianos.
Estas campañas contra los reinos cristianos del Norte poblaron Córdoba de
esclavos. La leyenda cuenta que los algunos de estos prisioneros cristianos
cargaron con las campanas del templo de Santiago hasta Córdoba y que, al
parecer, hicieron el camino de regreso dos siglos y medio más tarde, por
prisioneros musulmanes cuando Fernando III, el Santo las recuperó para la
cristiandad.
Conversión en catedral
Tras la reconquista cristiana de Córdoba
en 1236, Fernando III de Castilla convirtió la
mezquita en catedral,14sufriendo diversas
alteraciones que acabarán configurando la actual Catedral de Córdoba. Durante
toda la Baja Edad Media prevaleció ya convertida en catedral, adaptándose el
culto y la liturgia cristiana a la espacialidad islámica con algunos acomodos.
La Capilla Mayor fue situada bajo uno de
los lucernarios de Alhakén II,
en el ámbito rico de la Mezquita del siglo
X, sin alteraciones en la estructura anterior. La magnificencia del templo
musulmám determinó que la macsura y el mihrab quedaran intactos. Sin embargo,
con el paso de los siglos, la Catedral precisaba mayores acomodos y una mayor
dignificación en la Capilla Mayor, realizándose a finales del siglo XV (1489) una capilla cristiana donde
estaba la antigua capilla del siglo
XIII.
Aspecto actual de la
capilla de Villaviciosa, antigua capilla Mayor, que fue la primera intervención
cristiana en el edificio.
Crucero de la Catedral
de Córdoba.
Sin embargo, la mayor quiebra del
edificio islámico se producirá a lo largo del siglo XVI, pues en medio de la antigua mezquita
se levantará una gran nave cristiana bajo los auspicios artísticos y
arquitectónicos del Renacimiento; esto supuso una
ruptura grave con los postulados espaciales islámicos. No en vano la propuesta
fue polémica y estuvo sujeta a duros enfrentamientos entre diferentes próceres
(a favor y en contra).
Finalmente, intercedió el
emperador Carlos V para que se
realizara la obra, aunque más tarde se lamentara, como recogió J. B. Alderete,
con la famosa frase «habéis destruido lo que era único en el mundo, y habéis
puesto en su lugar lo que se puede ver en todas partes».
Tras esta gran reforma del siglo XVI, la antigua mezquita solamente recibirá
aditamentos menores y complementos de liturgia. A pesar de los avatares de la
historia, la antigua mezquita pervive en su esencia islámica, con la
singularidad de los elementos básicos. No obstante, superado el empeño
decimonónico por subrayar el elemento islámico, se trata de un híbrido
arquitectónico que sintetiza una buena parte de los valores artísticos de
Oriente y Occidente. Desde esa perspectiva, la Mezquita-Catedral representa una
síntesis de los vaivenes de la historia de España.
Aquí tenéis otro vídeo en 3D
Por último un vídeo actual con imágenes al detalle :
miércoles, 17 de febrero de 2016
lunes, 25 de enero de 2016
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